IMPRESIONES: "Rota", de Natalia Villamil y Mariano Stolkiner



Rota, desarmada, hecha pedazos, partida, herida, lastimada, dividida, escindida, separada, descompuesta, fragmentada, atomizada, diseminada, dispersa: así el cuerpo, así la voz, así la conciencia, el lenguaje, la sensibilidad, la mirada. Así la percepción y la expresión, así el pensamiento, así el decir y así el callar. 

Algo ha sucedido. Muchas cosas han sucedido. El nacimiento del hijo, la vida juntos, la vida separados, el devenir de aquello, las transformaciones, lo que aquello llegó a ser, lo inesperado, la distancia, el amor, la violencia, las violencias. El dolor de ver, el dolor de no ver, el de callar y el de hablar, el de actuar y el de paralizarse.

¿Cómo narrar, entonces? ¿Cómo darle voz a ella para que cuente, para que se despliegue al hablar y callar, para que así, desarmada, fragmentada, rota, toda rota, pueda de algún modo decir qué le pasa, qué le duele, qué puede, qué no puede, qué ya nunca podrá…?

En la vida “real”, no hay modo.

El teatro no es la vida “real”, y por eso puede.

Un texto (Natalia Villamil), un cuerpo (Raquel Ameri), una dirección (Mariano Stolkiner).

El texto es perfecto, no cabe otro modo de decirlo. El cuerpo, la actriz, logra la imposible tarea de tragar ese texto, meterlo en su organismo hasta apropiárselo por completo, y exudarlo por los ojos, por los poros, por la boca, por los huesos, hasta hacerlo desaparecer y que uno crea que no hay texto, que nunca lo hubo, que nunca se escribió, sino que está sucediendo ahora mismo por primera vez. Y la dirección construye, teje, hilvana, aglutina, amasa ese cuerpo y ese texto y les permite a ambos desplegarse en un espacio iluminado, nacer.

Rota es un milagro, un misterio doloroso y gozoso, una ceremonia que no puede ser más que teatral. Hay que sentarse allí, en El Extranjero, sentarse por completo, sentarse entero, y permitir que todo estalle afuera y adentro, que todo se rompa, y así quizás, tal vez, acaso, todo sane, todo se recomponga, todo duela más primero, para doler menos después, ojalá.



Una mujer pugna por reconstruir su existencia tras la muerte de su hijo, quien se suicidó luego de matar a su novia. En su soledad, intentará rearmar el rompecabezas de su cuerpo. De la mano del recuerdo se despliega el sinsabor de la pérdida. Al detenerse, en ese instante, vislumbra su rotura. Esta madre intentará encontrar algo de amor, de comprensión, como cualquier otra mujer. Solo el empoderamiento de su búsqueda podrá enfrentarla con quienes la juzgan.


Dramaturgia: Natalia Villamil

Actúa: Raquel Ameri

Vestuario y escenografía: Magali Acha

Diseño de luces: Julio López

Diseño sonoro: Rafael Sucheras

Realización de video: Paula Coton

Técnico: Tomás Capelli

Música original: Rafael Sucheras

Fotografía: Guido Piotrkowski

Diseño gráfico: Gonzalo Martínez

Asistencia de escenografía y de vestuario: Guadalupe Pabon

Asistencia de dirección: Eleonora Di Bello

Prensa: Duche&Zarate

Producción ejecutiva: Eleonora Di Bello

Producción general:El Balcón De Meursault

Colaboración artística: Magdalena Huberman

Dirección: Mariano Stolkiner

http://www.teatroelextranjero.com



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