Preguntas en torno a la crítica


¿Qué es la crítica? ¿Una opinión? ¿Un comentario? ¿Un juicio? ¿Un argumento? ¿Una actividad didáctica, (in)formativa?

La crítica es una experiencia, una práctica; es, ante todo, una producción, una escritura. Un discurso sobre otro discurso, un lenguaje sobre otro lenguaje, un texto sobre otro texto.  

Si toda escritura es una lectura, entonces ¿qué lee la crítica? ¿Qué desea leer? ¿Significaciones? ¿Sentidos? ¿Desea revelar el sentido o producirlo? ¿Sacar a la luz lo oculto, lo verdadero? ¿Desea interpretar? ¿O solo quiere describir un funcionamiento, unos elementos, una estructura, un sistema de signos y su (in)coherencia y su (in)consistencia?

Si la crítica es una escritura, ¿esa escritura inserta o sobrescribe? ¿La voz del crítico tapa la voz del autor del texto criticado, la distingue, la resalta, la traduce, la interpela? Si la crítica es una escritura, y si toda escritura tiene unos ciertos postulados filosóficos en su base, ¿la crítica debe hacerlos explícitos o silenciarlos? 

¿Quién escribe la crítica? Práctica subjetiva, práctica histórica, lectura producida por un cuerpo siempre individual y atravesado por el tiempo y el espacio, la crítica busca poner en relación el lenguaje del crítico con el lenguaje del autor y éste último con el mundo, frotando los lenguajes hasta encenderlos y en ese fuego elaborar otro lenguaje que, en palabras de Barthes, pueda integrar la mayor cantidad posible del lenguaje analizado.

¿Qué es la crítica? ¿La respuesta a la pregunta sobre lo que el autor quiso decir o la pregunta acerca de lo que el lector pudo leer? ¿Una pulseada? ¿Un borrarse del crítico hasta dejar que solo se escuche la voz del autor? ¿Un volverse tan presente por parte del crítico que borre el cuerpo del autor? 

¿Se puede dialogar con otro texto de igual a igual? ¿Puede la crítica ser tan solo un nuevo texto en una cadena infinita de relevos, desvíos, respuestas y evocaciones? ¿Puede la crítica dejarse ella misma leer y ser objeto de respuesta en otra escritura futura? 

Si la crítica es una escritura, si toda escritura nace de un conjunto de lecturas, ¿puede la crítica asumir la tarea de dar cuenta de esas lecturas, históricas, subjetivas, infinitas por definición? ¿Puede la crítica asumir su ineludible presente y al mismo tiempo dejarse cruzar por la diacronía?

Durante demasiados años una oposición dividió aguas entre un conjunto de críticas interpretativas y un conjunto de críticas estructurales/formales.  ¿Se pueden reconciliar esas respuestas? ¿Se puede hacer una nueva hermenéutica que además dé cuenta de aspectos estructurales y describa el sistema de signos que analiza?

La crítica es el poder de la lectura, es la conciencia de la lectura, su cuerpo, su estar presente; pero ¿dónde está eso que la crítica lee? ¿Existe un modo de permanecer siempre dentro del texto analizado? ¿Está allí todo? Leer es asociar, trabajar con el cuerpo y no saber dónde ni cuándo detenerse en la profundidad y dispersión de esa lectura incancelable. Leer es también salir del texto. ¿Hacia dónde? ¿Hacia la realidad? ¿Hacia el referente? ¿Hacia otras escrituras/lecturas? 

Barthes dice que leemos en el interior de una estructura, y que esa lectura resulta una producción que vale por la escritura que engendra. Acaso esa alta autoconciencia de la escritura de la crítica sea requisito indispensable para producir el salto al encuentro, al diálogo, a la crítica dialógica que propone Todorov: el encuentro de dos voces en el cual ninguna de ellas tiene privilegios sobre la otra.  Un diálogo que debería tener, a su vez, conciencia de ser parte de un proceso ininterrumpido, proceso que podrá reconstruirse históricamente, según los postulados de Jauss, y que cobrará forma al ser escrito desde la recepción, desde las diversas recepciones que generan sentidos siempre nuevos. Proceso que estará siempre abierto, como la escritura del crítico, a diferencia del texto aparentemente ya concluido del autor que la crítica lee y escribe, lee y escribe, lee y escribe.


Comentarios

Entradas más populares de este blog

IMPRESIONES: «Un mar de luto», de Alfredo Martín

IMPRESIONES: "Rota", de Natalia Villamil y Mariano Stolkiner

IMPRESIONES: "Anaïs. El deseo consumado", de Lázaro Droznes y Virginia Lombardo