IMPRESIONES: “Mensaje Bailado #2”, de Luis Loyola Cano
Don't throw the past away
You might need it some rainy day
Dreams can come true again
When everything old is new again
Peter Allen
Allá lejos y hace tiempo
En pleno Siglo de Oro,
autores como Calderón de la Barca, Tirso de Molina y Lope de Vega llevaron a su
máxima expresión el género (o subgénero) dramático conocido como auto sacramental, un tipo de drama
litúrgico, por lo general de un solo acto, de estructura alegórica, carácter didáctico,
sea filosófico o religioso, heredero de los misterios
o moralidades de la Edad Media y que
atravesó todo el siglo XVI y XVII, pero cuyos orígenes se pueden rastrear hasta el siglo XII con Representación
de los Reyes Magos.
Ahora bien, a riesgo de
simplificar la historia, pero en pos de hacerla breve, digamos que tras el Siglo de
Oro llegó La Ilustración (la bella y luminosa razón) y prohibió aquellas representaciones, lo que
bien podría ser en sí mismo el argumento de otro auto protagonizado por esos
dos personajes, quienes, cual luchadores de catch, se pelearan por el dominio
de la mente y el corazón del auditorio; argumento que no hubiera
llamado la atención ni escandalizado o incomodado en modo alguno a los espectadores, acostumbrados a que tales
pudieran ser los personajes de una representación teatral, junto con El Amor, La
Lujuria, La Gula, La Virtud y el resto de la más grande troupe conceptual, alegórica, arquetípica, imaginable.
Siglo XXI, año 2022, Buenos Aires, Palermo
Ahora, en plena
actualidad, en lo más presente del presente, en el porteño corazón, cool y progre, del teatro de gestión
cooperativa, independiente, una obra/espectáculo aparece, como salida del túnel
del tiempo, heredera lejanísima, ilegítima y bastarda de aquellas moralidades
y misterios medievales, y no solo “habla” del amor, sino que tiene a “El Amor” como personaje que, cumpliendo funciones de
narrador –aunque sea quien menos texto porta– traza y guía la mirada de los
espectadores en torno a lo que se les va a mostrar, narrar, (re)presentar.
Es que ese túnel del
tiempo, ese tiempo enrarecido cuyos significados alguna vez entenderemos, y que nos atravesó a lo largo de los últimos dos años, nos obligó
a indagar en cuanto espacio, tiempo y fuente fuera posible para intentar dar
cuenta, preguntar, esbozar respuestas, acerca de lo que nos estaba pasando, lo
que nos sigue pasando, lo que nunca nos dejó de pasar: la evidencia de que estamos –quien más,
quien menos– aislados, desconectados, apagados, insensibilizados… alejados de
El Amor en todos los modos en los cuales es posible estar alejados; desamorados, adormecidos.
Y entonces llega Luis Loyola Cano, y en un gesto arriesgado y demodé –en un gesto que es un rulo que une pasado lejanísimo, pasado dolorosamente próximo, presente y futuros inciertos–, escribe un texto y dirige un espectáculo que empieza cuando El Amor se presenta ante los espectadores y “disfrazado de persona” llega, y llama a la puerta de una casa para entregar un mensaje bailado, y es invitado, El Amor, que aparece como Ana, a quedarse en la casa en la que vive el matrimonio de Julieta y Bruno, casa de verano, de vacaciones, y en la que están también de visita, acompañándose en sus inabarcables soledades, Olga, Fran y Chére.
.
Una afirmación del amor
Dice el programa de
mano de Mensaje Bailado #2, que la
obra “trata sobre la amistad grupal, la separación inminente de una pareja y
los nuevos comienzos. El tema permanente es el amor, toda la obra se basa en el
amor. Las escenas se desarrollan en un lugar de vacaciones durante un fin de
semana que irá definiendo sus vidas, mientras cada quien busca formas de
quererse”. Y así es, tal cual, sí. Y que este planteo argumental, esta
sinopsis, pueda desplegarse durante una hora y funcionar en escena como un
espectáculo, es mérito principal de Luis
Loyola Cano. ¿Por qué? Porque caminar todo el tiempo al borde de lo ingenuo,
lo cursi, lo simplón, lo sensiblero… pero nunca pisar esos terrenos, sino
permanecer siempre por los territorios de lo fresco, lo encantador, lo
apacible, lo amoroso, lo puro, lo sencillo, lo lúdico…, esa capacidad de
moverse por terrenos resbaladizos y no resbalar, de caminar por el precipicio y
no caer, eso, no muchos autores o directores lo tienen; eso requería una mirada
sensible, un poeta disfrazado de dramaturgo, un alma bella, alguien amable,
alguien generoso y capaz de trabajar en conjunto con su elenco y con su equipo
artístico. Y no hay muchos nombres posibles para ponerle a ese
personaje/función: por suerte para el espectador, dramaturgia y dirección son
los rubros a cargo de LLC, quien,
además, no casualmente, y en total sintonía con esta fase de su muy vasta producción,
ha publicado recientemente, en marzo de este año, una trilogía de textos
dramáticos (Chajá, En la pampa esta noche, y Verano), bajo el título “Una afirmación
del amor” editada por Eudeba/PROTeatro.
Y de su mano, el elenco
juega y se juega; componen sus personajes dolidos, medio rotos, enigmáticos
también, que hablan pero no se comunican, que quieren y no pueden, o no
quieren, o no les queda fuerza siquiera para saber si quieren o no… Catalina Hannon, Seba Raffa,
Lucila Dufau, Fede González Bethencourt, Andrea
Martínez y María Eugenia López hacen que Julieta, Bruno, Chére, Olga y Ana sean, para los espectadores, seis amigos, tres parejas posibles o
imposibles y, todos ellos juntos, un único y gran personaje que nos ayuda a ver lo mágico, lo invisible
cotidiano; producen las condiciones para que suceda una epifanía: la percepción individual y colectiva de estar en presencia de El Amor.
Puro teatro.
Teatro puro.
Dramaturgia
y Dirección: Luis Loyola Cano
Actúan: Lucila
Dufau, Federico González Bethencourt, Catalina Hannon, María Eugenia López,
Andrea Martínez, Sebastián Raffa
Diseño
de vestuario y escenografía: Lau Polet
Realización
escenográfica: Lau Polet, Nicolás Botte, Jerónimo Tedeschi
Realización
de vestuario: Lau Polet, El Temple
Operación
de luces: Pablo Alberto Rojas, Lisa Iris Benevet
Operación
de sonido: Fabrizio Centrone, Fausto José Perna
Diseño
De Iluminación: Ricardo Sica
Fotografía: María
Horton
Asistencia: Fabrizio
Centrone, Fausto José Perna
Arreglos
Vocales: Ana Sánchez
Producción
ejecutiva: El Temple
Gráfica: Agustina
Ferreyra
Coreografía: Andrea
Servera
NOAVESTRUZ
ESPACIO DE CULTURA
Humboldt 1857 Capital Federal - Buenos Aires -
Argentina
4777-6956
www.noavestruz.com.ar
Viernes - 20:00 hs - Hasta el 24/06/2022
Duración: 60 minutos
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