IMPRESIONES: "Late el corazón de un perro", de Franco Verdoia
En 2019 Franco Verdoia estrenó Late el corazón de un perro en Espacio Callejón y, aún hoy, 2022, tras haber acumulado un largo recorrido de funciones a través de los accidentados 2020 y 2021, por suerte, permanece en escena, habiendo acumulado una gran cantidad de críticas favorables, nominaciones y premios, y el reconocimiento y acompañamiento de público y de colegas. ¿Cómo o por qué sucede esto?
Reconozcamos algunas cosas evidentes, en principio: 1) El espectáculo es sólido, está bien construido, bien escrito y dirigido; 2) tiene un trío de actuaciones que están a la altura de la propuesta, entre las que se destaca el gran trabajo de Silvina Sabater, apuntalando la escena como una viga maestra capaz de sobrevivir a cualquier demolición; y 3) tiene una realización inteligente e imaginativa en cuanto a escenografía y uso del espacio.
Otro de los logros, o el principal, me parece, en cuanto al trabajo de Franco Verdoia en particular, es el modo de trabajar motivos/temas, tonos y registros. Es notorio y notable su trabajo como escritor, como autor, como dramaturgo. Ese trabajo se ve y se escucha en la escena, en la función, y es lo que otorga una base tan sólida a todo el proceso creativo de la propia dirección (campo en el que también se luce Verdoia), de las actuaciones, y de los lenguajes del espacio: luz, escenografía, vestuario.
No es necesario contar acá el argumento, o redactar una sinopsis, o relatar las peripecias de los personajes. Lo que sí se puede remarcar es que, a través de ese relato narrativo dramatúrgico, a través de las acciones dramáticas, se logra poner en escena una multiplicidad de temas o motivos, entre ellos, la (im)posibilidad de comunicar(nos); los encuentros y desencuentros de los vínculos, con especial énfasis en madre/hija; la vida "pequeña" de los pueblos "pequeños" y el deseo de otra vida, mejor, mayor, más bella, y las estrategias para obtener esa vida y poder así contarla, contar una vida especial aunque el envejecimiento y el deterioro (de las personas, de la vida, de los sueños) vayan construyendo un contrarelato, un relato a contrapelo que niega y vuelve más deseado el primer relato, de la vida bella, de la vida mejorada. Y todo ello, por suerte, sucede sin ninguna solemnidad ni seriedad impostada, de modo profundo pero dinámico, "humorístico", emotivo y crudo.
Late el corazón de un perro sigue, sí, tras 2019, 2020, 2021 y lo que va de 2022. Sigue, pero terminará, como sucede y como corresponde a todo lo que empieza. Aquí hay talento a raudales, destreza narrativa y un creador con una mirada original y personal; y para afirmar más aún esto último, solo hace falta mencionar que Franco Verdoia es el director cinematográfico autor de La Chancha (estrenada en 2020). Nada que agregar.
Aquí hay un equipo artístico que merece que este ciclo 2022 termine a sala llena, a sala viva, a sala en llamas.
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